Viviendo como El
7 Amados, amémonos unos
a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
8 El que no ama
no conoce a Dios,
porque Dios es
amor.
9 En esto se
manifestó el amor de Dios
en nosotros en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de El.
10 En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que
Él nos amó a
nosotros y envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados.
11 Amados, si Dios así nos amó, también nosotros
debemos amarnos unos
a otros.
12 A Dios nadie le ha visto
jamás. Si nos amamos unos
a otros, Dios
permanece en nosotros y su amor se
perfecciona en nosotros. 1 juan 4:7-10
Esta es la tercera
de las tres expresiones de los escritos de Juan que nos ayudarán a entender la
naturaleza de Dios: “Dios es espíritu” (Juan 4:24), “Dios es luz” (1 Juan 1:5)
y “Dios es amor”. Por supuesto que ninguna de estas cosas es una revelación completa de Dios, y está mal separarlas.
Dios es espíritu en cuanto a su esencia. Él no es ni carne ni sangre. Es indudable que
Jesucristo ahora tiene un cuerpo glorificado en el cielo, y que un día nosotros
tendremos cuerpos como el suyo. Pero por el hecho de que la naturaleza de Dios
es espíritu, no está limitado en tiempo y espacio de la manera en que lo están
sus criaturas.
Dios es luz. Esto se refiere a su naturaleza santa. En la Biblia la luz es símbolo de
la santidad, y las tinieblas son símbolo del pecado (Juan 3:18–21; 1 Juan
1:5–10). Dios no puede pecar, porque es santo. Por haber nacido en la familia
de Dios, hemos recibido su santa naturaleza (1 Pedro 1:14–16; 2 Pedro 1:4).
Dios es amor. Esto no significa que “el amor
es Dios”. Y el hecho de que dos personas “se amen la una a la otra” no
significa que su amor sea necesariamente santo. Se ha dicho con veracidad que
“el amor no define a Dios, sino que Dios define el amor”. Dios es amor y Dios
es luz; por lo tanto, su amor es un amor santo,
y su santidad se expresa en el amor. Todo lo que Dios hace expresa todo lo que Dios es.
Aun sus juicios se miden en función del amor y la misericordia (Lamentaciones
3:22–23
Por lo tanto, el amor es una prueba valedera de la verdadera fe cristiana.
Puesto que Dios es amor y que nosotros decimos tener una relación personal con
Dios, tenemos la obligación de revelar su amor en nuestra forma de vivir. Un
hijo de Dios ha “nacido de Dios” y, en consecuencia, comparte la naturaleza
divina de Dios. Puesto que “Dios es amor”, los creyentes deben amarse los unos
a los otros. La lógica es irrebatible. Ahora dos veces el apóstol usa la
palabra conoce y esto nos habla de la intimidad que debemos tener con Dios para
que podamos vivir por medio de Él.
Un padre aunque no conozca a Cristo puede ser un buen hombre, proveer para
su casa, ser fiel a su esposa y entregar todo lo que tiene esperando que sus
hijos crezcan y sean profesionales y personas de bien.
Pero en realidad eso no es el amor de Dios, ya que el amor de Dios no
espera nada y lo da todo, la pregunta es podemos llegar a amar de esta manera,
Romanos 5:5 dice que el amor de Dios fue derramado en nuestros corazones, esto
nos habla de dos cosas uno es la abundancia de su amor en nosotros, la otra es
la capacidad que nos da la vida de Cristo en amar como el ama.
Mucha gente habla de Dios y conoce algo de El en forma intelectual, pero para que la gente realmente
ame como Dios ama, debe conocerle y esto es una experiencia diaria. No solo
debo ser salvo, sino que aún mas debo buscar conocer y llegar a tener el sentir
de Cristo, dar todo sin esperar nada.
Para pensar: Por
toda la Biblia
en el Antiguo Testamento tanto como el Nuevo vemos que el amor de Dios supera
no sólo nuestros pecados sino también nuestra ingratitud por ese amor. Somos
llamados a amar a los otros como Dios nos ama a nosotros. Pero, ¿comprendemos
de veras que significa eso? Jesús, con el ejemplo de Su vida, nos enseña mucho
sobre lo que significa. Uno de los pasajes más claros que habla de esta clase
de amor es la parábola del "hijo prodigo" (Lucas 15: 11-31). Es crucial que entendamos el amor de Dios
para con nosotros si hemos de demostrar ese mismo amor para con los otros.
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