Quien es quien ?

En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. 1 Juan 3: 10
El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos tiene un grupo especial de hombres cuya tarea es la de rastrear falsificadores. Naturalmente, es necesario que estos hombres reconozcan un billete falso cuando lo ven.
¿Cómo aprenden ellos a identificar billetes falsos?
Parece extraño, pero no se los entrena pasando horas examinando dinero falso. En vez de eso, estudian el genuino. Se familiarizan tanto con los billetes auténticos que pueden identificar el que es falso tan sólo mirándolo o, a menudo, simplemente palpándolo.
Este es el enfoque de 1 Juan 3, el cual nos advierte que en el mundo actual hay creyentes falsos: “hijos del diablo” (1 Juan 3:10). Pero en vez de enumerar las características malvadas de los hijos de Satanás, las Escrituras nos dan una clara descripción de los hijos de Dios. El contraste entre ambos es evidente.
El versículo clave de este capítulo es el 1 Juan 3:10: Un verdadero hijo de Dios practica la justicia y ama a los demás creyentes a pesar de las diferencias.

El incrédulo peca contra la ley; el creyente peca contra el amor.
Esto nos recuerda el significado de la frase que se repite tan frecuentemente en la Biblia: “el temor de Jehová”. Esta frase no sugiere que los hijos de Dios viven en una atmósfera de terror, “porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía [temor]” (2 Timoteo 1:7). Más bien, indica que los hijos de Dios son reverentes para con el Padre y no le desobedecerán ni le probarán la paciencia de manera deliberada.

Ahora bien muchas veces nos guiamos por la apariencia externa o aun por haber visto a la persona haciendo una profesión de fe o ser alguien muy activo en la obra. Mi pregunta es ¿en la obra de quién?, pues tengo la certeza que la actividad nunca me lleva a la comunión con Dios y vemos continuamente gente que sirve para poder calmar su conciencia religiosa pero no conoce a Dios.

Algunas carteristas que puedo citar de  un cristiano genuino :

Ama lo que Dios ama, o sea a las personas
Piensa como Dios piensa, lee la Biblia no por obligación, sino por una necesidad de conocer a Dios.
Se deleite en obedecer, no por obligación o temor, sino por ser agradable a quien ama.
Esto implica amar a los demás, congregarse, testificar, deseos de orar, dejar que la vida cristiana se convierta en algo natural, Cristo viviendo por medio  mío.
Dios nos llamó a la unidad a pesar de la diversidad y esto no significa que todos vamos a pensar iguales aun en cuestiones de practica y doctrina, solo que debo reconocer quien es un hijo de Dios y quien está actuando como tal.


Para un cristiano genuino el pecado es un incidente, no una constante.

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