LA CAUSA DE LA EXCLUSIÓN
Cuando Calvino dice que la reprobación
resulta, no por otra causa, sino por el beneplácito de Dios de excluirlos, él
admite más de lo que a la mayoría de los calvinistas les gusta pensar o decir
al respecto. Esto es, calvinísticamente hablando, que los perdidos no estarán
eternamente perdidos por haber pecado o ser depravados, ni los salvos serán
eternamente salvos por haber creído el evangelio o haber recibido a Cristo.
El calvinismo afirma que el elegido
está inevitable e incondicionalmente salvo, igual que él no elegido está
inevitable e incondicionalmente perdido.
Aun cuando la mayoría de los
calvinistas dirán que él no electo está condenado
porque lo merece, la lógica implicación
del calvinismo dice otra cosa. Dado que el
no electo no fue elegido para ser
salvo, nunca será regenerado, ni creerá, ni será
salvo, ni será ninguna otra cosa más
que un ser totalmente depravado y perdido
para siempre.
Calvinísticamente hablando, el hombre no
regenerado no puede ser más culpado por su condenación de lo que el hombre
regenerado puede tomar crédito para su salvación. Y dado que los no regenerados
son reprobados como resultado de la elección hecha sólo por Dios,
¿cómo pueden ser responsabilizados de estar
perdidos e inevitablemente condenados?
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