Mi carne y yo


¿Has hecho algo para Dios con todo tu corazón y has sentimos que Dios lo rechazó?
¿Has tratado con todas tus fuerzas de agradar a Dios con tu trabajo, comportamiento, servicio y sacrificio y sientes que no es suficiente? ¿Que al final del día no lograste agradar a Dios?
Muchos hemos pasado por eso, nos hemos sentido así también. Si no fuimos enseñados en la gracia de Dios y su misericordia, y al contrario fuimos enseñados en el legalismo, probablemente en muchas ocasiones de nuestras vidas hemos sentido que lo que hacemos no es suficiente, o que no somos completamente del agrado de Dios.
Definiciones
Gracia: Recibir lo que no merezco.
Misericordia: No recibir lo que merezco.
Carne: Autosuficiencia, vivir en mis fuerzas, dedicarme a vivir para Dios, actuar independiente de Dios.
Hay dos estilos de vida que son contrarios entre sí, y uno le pone fin al otro.
Legalismo: “Es un estilo de vida, en el cual tratamos de hacer un progreso espiritual, o ganar las bendiciones de Dios, basándonos en lo que hacemos.” Una persona legalista determina que no es lo suficientemente bueno como es y sale a la vida tratando de hacer algo en su esfuerzo personal (carne) para estar presentable delante de Dios.
Gracia: “Un estilo de vida en el cual Dios ya concluyó la obra, y nos bendice simplemente porque estamos en Jesucristo, y no por otra razón”.
Con las preguntas que vimos antes y con estas definiciones en mente, quiero que veamos una historia real, que sucedió con dos hermanos, Caín y Abel. Vamos a estudiar como uno de ellos vivía en la gracia y otro en la ley. (Siempre fue por gracia y fe).
Caín y Abel
Génesis 4: 1-9

¿Por qué rechazó Dios la ofrenda de Caín?

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