Adúlteros por convicción de hacer algo santo

En los últimos años me asusta ver la cantidad de hermanos que con muy buena intención ponen primero el ministerio antes que su familia, esto no es otra cosa que adulterio disfrazado de piedad. En muchos casos aun  el mismo Dios está en segundo lugar, nunca descansan, no toman vacaciones y en el momento que uno de los conjugues (normalmente la mujer) no quiere saber más nada y se pregunta: ¿qué está pasando?  Los entiendo pues fueron mal enseñados, alguien les dijo USTED SE OCUPA DEL MINISTERIO Y DIOS DE SU FAMILIA, solo satanás puede decir algo así, la familia es el propósito de Dios y  en orden de prioridades luego de Dios está mi esposa  e  hijos /a, pero muy importante para esto es mi tiempo a solas con Dios, disfrutando de Él.

La Biblia habla de cómo Jesús se retiró a lugares solitarios. (Marcos 1:35; Lucas 4:42) Si Jesús pensó que era necesario retirarse de las demandas de su tiempo y ministerio, para comunicarse con Dios en quietud, ¿cuánto más importante será para nosotros hacer lo mismo? Un incidente en el Evangelio de San Marcos nos lleva a enfocarnos en la importancia de la "soledad." Los discípulos habían regresado de un viaje misionero exitoso, donde habían visto grandes resultados por medio de sus predicaciones, liberaciones y sanidades. Sin duda, con gran entusiasmo “los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado.” (Marcos 6:30) ¿Cuál pensarías que fue la respuesta de Jesús en ése momento?  Si hubiese aprendido a responder a los sermones que prediqué durante muchos años, tal vez hubiese dicho: “¡Buen trabajo! ¡No te detengas ahora! ¡Estamos en nuestro punto, sigamos adelante! ¡Muchachos, vayan y sigan predicando el Reino!” Ese es el tipo de liderazgo que tuve durante mucho tiempo.  Pensaba: “El Diablo no descansa, ¿por qué nosotros vamos a descansar?” Sin embargo, la respuesta de Jesús es diferente de la respuesta que yo les hubiese dado. Él les dijo: v.31... Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. V.32 Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. Marcos 6:31,32 En un tiempo, cuándo los discípulos reportaban las buenas cosas que estaban sucediendo, Jesús les dijo: "Que bueno, ahora descansen." Este tipo de consejo típicamente no encaja en mi personalidad y la manera en que yo aprendí a vivir la vida Cristiana. Aún ahora, lucho con éste consejo. Algo adentro de mí me hace sentir que cuando descanso, estoy desperdiciando el tiempo, a menos que sea una noche cuando estoy en mi cama y aun así, mi mente está trabajando como una computadora. Jesús dijo a sus discípulos “descansad.” ¿Escuchas ésa palabra resonando en algún lugar profundo dentro de ti? Para muchos, es más fácil estar ocupados con actividades, que esperar pacientemente al Señor en "soledad." Es una lección que tenemos que aprender y afirmar constantemente en nuestras vidas. Es una lección que apenas estoy aprendiendo.

Desde que comencé ahora si disfruto a Dios y por consecuencia a mi familia y ministerio, el parar para descansar hasta es algo fisiológicamente necesario. Es triste pensar  que muchos buenos teólogos no conocen a Dios, pues llenan su cabeza de conocimiento, pero no tienen tiempo para meditar y llenar su corazón del amor de Dios.

Para un ansioso es más fácil hacer que esperar, pero para un verdadero cristiano el esperar que Dios haga es una forma de vida.

Para pensar:

Es muy triste para Adriana y para mi escuchar de matrimonios que están en la obra y están separados viviendo en la misma casa, la excusa es yo pongo primero a Dios, por favor eso sería como un adulterio, Dios nunca pide algo así. Cuando me enamoro de Dios, entonces puedo amar a mi esposa o esposo como ellos necesitan ser amados. Adriana tiene muy claro y la hace muy feliz saber que ella es la segunda en mi vida, pues Dios (NO EL MINISTERIO) es mi prioridad.

Algo tengo muy claro, sin familia no hay ministerio.

La vida en Cristo, es Cristo en mí y yo en él, nada puedo hacer solo