POR EL PEDIDO (TÚ LE PEDIRÍAS A ÉL)

Jesús le dijo a la mujer que sería por su pedido o solicitud, y si ella supiese quién era Él y lo que le estaba ofreciendo. ¿Y cómo podía saber quién era Él y lo que le estaba ofreciendo? Él se lo podía decir, y por supuesto, fue lo que hizo. Entonces ella se fue al pueblo para hacer un esfuerzo evangelístico. Ella consiguió el interés en Jesús por parte de la gente del pueblo, anunciándoles la posibilidad de que Él fuese el Mesías, y después leemos así: “y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: me dijo todo lo que he hecho Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el salvador del mundo, el Cristo.” (Juan 4:39-42) Sin embargo, en Juan capítulo 6, hay algunas declaraciones hechas por Cristo que, cuando se toman fuera de contexto, parecen sostener el discurso calvinista de que la gracia es irresistible. Estos son: “Todo lo que el Padre me da vendrá a mí. Esta es la voluntad del Padre que me envió, que de todo lo que Él me dé yo no pierda ninguno. Nadie puede venir a mí si el Padre no le trae.” De todos modos, tan rápido como uno puede poner esas palabras en su contexto bíblico, uno se da cuenta de lo forzada que es la interpretación calvinista. En Juan 6:35-36 Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.” En otras palabras, la razón por la cual ellos no venían a él era que ellos no creían. Y es en este contexto que Jesús dice: Todo lo que el Padre me da, …Y… el que a mí viene, yo no le echo fuera.

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