NI RECHAZADOS, NI ECHADOS FUERA
Aquellos que creen en Él, son los mismos que aquellos que el Padre le da. Al venir a Cristo por fe, el pecador puede estar seguro que no será rechazado ni echado fuera del Reino de Dios. El está haciendo consciente al perdido de cuán seguro estará en Cristo si viene a Cristo por fe. Y además está haciendo consciente al salvo de cuán seguro en Cristo él está por haber venido a Cristo por la fe. Para una mejor demostración que ese es realmente el propósito del Señor, considere los dos siguientes versículos: “porque yo descendí del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre que me envió, que de todos los que me ha dado no pierda ninguno, sino que los resucite en el día postrero.” (Juan 6:38-39)
Una vez más, el contexto hace evidente que aquellos que el Padre da al Hijo son los mismos que vienen a Cristo por fe. Porque incluso en el próximo versículo él dice: “y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Y otra vez, al hablarle a aquellos que se oponían a él, dijo: “hay algunos de ustedes que no creen, por eso les dije que ninguno puede venir a mí si el Padre no le trae” Aquellos que creían eran dados al Hijo, y aquellos que no creían no eran dados al Hijo. Por lo tanto tú debes venir a Cristo por fe o tú no podrás venir a Cristo de ninguna manera. Pero si tú vienes a Cristo por la fe, no serás rechazado ni serás echado fuera.
En este punto al calvinista le gusta preguntar:
¿Cómo es que un perdido y depravado (espiritualmente muerto) pecador puede venir a Cristo? Por la gracia de Dios y con la ayuda de Dios, así es cómo.
Seguimos….
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