Tengo ganas de tirar todo


Díganle a arquipo: “cuida el ministerio que has recibido del señor, para que lo cumplas.”
Colosenses 4:17

Estaba pensando en lo difícil que es un ministerio, no hay duda que el trabajar con personas es uno de los trabajos más desgastantes que existen, emocionalmente, espiritualmente y físicamente. Día a día vemos siervos  del Señor dejar sus ministerios, o acudir por ayuda médica ante una enfermedad causada por stress. Ver como su familia es afectada negativamente y aún más conversando con sus hijos no quiere saber nada de seguir el ejemplo de sus padres.
¿Cuál será la razón?
Creo firmemente que hay un desconocimiento total de lo que implica servir y más aún creer que los únicos llamados a servir son personas especiales, que deben dedicar toda su vida a Dios.
Esta es una parte de la verdad, pero como sabemos una verdad a media es una mentira en potencia.
El mismo apóstol Pablo tuvo momentos en que para no ser carga hacia carpas y con todo el derecho de vivir del evangelio, esto puede parecer un dato más y muy conocido, pero el punto es que todos los que somos salvos estamos llamados a servir y verlo como algo que Dios nos confió y no una iglesia u organización.
Cuando pensamos en la palabra ministerio vemos varios usos en la Biblia.
1-Acto de ministrar o servir. En heb., el que sirve es denominado con el término ebed, que implica un servicio voluntario u obligatorio, y designa a todos aquellos que tienen que servir; el prisionero de guerra, el esclavo comprado, el funcionario privilegiado de un soberano, y también el adorador de Jehová (Génesis 39:1 comparar con  41:12; 40:20; Éxodo. 32:13; Hechos 16:17).
Los orientales se consideran servidores de un superior, o de Dios (Génesis 32:4, 20; 50:18; Deuteronomio 3:24; 2 Samuel 9:2; Lucas 2:29; Hechos. 4:29).

2- Aquel que ayuda a una gran personalidad. En heb. Es mʿshareth; gr. huperetes. José, esclavo, servía a su dueño, el cual le había confiado la administración de sus bienes (Génesis 39:4). Abisag ocupaba un puesto de honor en su servicio a David (1 Reyes. 1:4, 15). Josué acompañó a Moisés, cuidando del primer tabernáculo, sucediéndole después en el liderazgo de Israel (Éxodo. 24:13; 33:11; Josué. 1:1). Eliseo era el ayudante de Elías, vertiendo agua en sus manos, y vino a ser profeta a su vez (1 Reyes 19:21; 2 Reyes 3:11). El ministro de la sinagoga ayudaba a los que enseñaban (Lucas. 4:20). Los discípulos recibían las instrucciones de Cristo y vinieron a ser los ministros (servidores)
Y la lista sigue de todos los que nos precedieron en el servicio, pero vemos siempre que el ministerio comienza sirviendo a los hombres y de esta manera se sirve a Dios.
Com todo esto en mente ya tenemos un contexto de lo que es un servicio y a quien servimos y podemos notar que no es algo que se hace por una obligación auto impuesta.
Vamos al pasaje con el que comenzamos:
Al comparar Colosenses 4:17 con Filemón 2, tenemos la impresión de que Arquipo pertenecía a la familia de Filemón. Posiblemente él era el hijo de Filemón, y el pastor de la iglesia que se reunía en la casa de Filemón. No podemos probar eso, por supuesto, pero parece una conclusión lógica deducida de todo el contexto histórico. De esta manera Apia sería la esposa de Filemón.
Las últimas palabras de Pablo antes de su saludo se dirigen a Arquipo como un aliento para que continúe fielmente en su ministerio. ¿Estaría desanimado Arquipo? ¿Habían los falsos maestros invadido su iglesia y creado problema para él? ¿Tendría gente difícil de soportar? No lo sabemos. Pero sí sabemos que los pastores de iglesias locales se enfrentan con muchos problemas y llevan muchas cargas, y frecuentemente necesitan una palabra de aliento.
Pablo le recordó a Arquipo que su ministerio era un regalo de Dios, y que él era un administrador de Dios que algún día tendría que dar cuentas de su trabajo. Puesto que el Señor le había dado su ministerio, el Señor también podía ayudarlo a llevarlo a cabo de la manera correcta. El ministerio no es algo que hacemos para Dios; es algo que Dios hace en y a través de nosotros.
Ahora vemos a Pablo que le dice cumple: La palabra cumplir lleva en sí la idea de que Dios tiene propósitos definidos para que sus siervos lleven a cabo. El obra en y a través de nosotros para completar esas buenas obras que él ha preparado para nosotros (ve Efesios 2:10). Por supuesto, cumplir también corresponde al tema central de Colosenses la plenitud de Cristo Jesús al alcance de cada creyente. Podemos cumplir nuestro ministerio porque tenemos la plenitud de Cristo.
La misma idea la vemos en 2 Timoteo 4:5 cuando Pablo le escribe a su joven amigo Haz obra de evangelista cumple tu ministerio.

Para pensar: Si ministerio está siendo una carga tengo la seguridad que el problema no es el ministerio, sino el ministro que no está disfrutando toda la plenitud de Dios. Pero también debo saber que Dios me tuvo por fiel y esa es la razón por la cual tengo un ministerio, el cual debo cuidar y para eso tengo que entender que no sirvo a Dios, lo hacemos juntos.

¿Si todos alentaran a tus compañeros de ministerio como vos lo haces, habría gente pasando momentos de aflicción y sintiendo soledad?

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